Para poder abordar bien el tema es necesario saber que son los radicales libres, los cuales son átomos o moléculas que tienen un electrón no apareado en su ultima orbitra, la cual es una característica que los convierte en sustancias altamente reactivas, son agentes oxidantes capaces de sustraer con facilidad electrones que se encuentran en las moléculas orgánicas, como lo son los lipidos, carbohidratos, proteínas, etc, las cuales cuando pierden un electrón se convierten en nuevos radicales libres.
La forma idónea de controlar o contrarrestar los daños ocasionados por los radicales libres es el consumo de la Vitamina C y Vitamina E, ya que reaccionan fácilmente con ellos impidiendo que afecten a otras biomoleculas, estas vitaminas lo que hacen es donar electrones a los radicales libres los cuales a su vez se convierten en compuestos estables que pierden su reactividad y su toxicidad, con posterioridad la célula repone a las vitaminas que se oxidan por la acción de los radicales libres de tal manera que pueden nuevamente neutralizar a otros radicales libres.
En la atmósfera de las grandes zonas urbanas existe una apreciable cantidad de agentes oxidantes y radicales libres.
En la nuestra ultima capa de la piel que es el estrato corneo es la que se encuentra constantemente expuesto a este tipo de agentes y así como impide la absorción de sustancias a través de la piel, también impiden que penetren al interior de nuestro cuerpo, razón por la cual se ha considerado que los daños inducidos por radicales libres no son muy significativos, ya que estos reaccionan mayoritariamente a las células muertas sin poder alcanzar las capas vivas de células, también es cierto que nuestra piel continuamente segrega Vitamina E y tras sustancias antioxidantes en su superficie, esta capacidad de segregar Vitamina E disminuye con la edad, lo que se asocia al proceso natural de envejecimiento, pero también una exposición continua de la piel a agentes oxidantes pueda producir un envejecimiento prematuro.